Por asuntos familiares, se trasladó muy temprano a Antón en donde vivió su etapa de formación escolar entrando en contacto con la riqueza del color de la naturaleza en la campiña. Luego, formalizó estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y se dedicó al diseño gráfico por varias décadas. Hacia 2018 retomó los pinceles y el modelado, su técnica preferida, ejecutando esculturas de pasta piedra patinada en colores radiantes. Convencido de que hay que seguir las pasiones propias, se ha dedicado a la representar caballos por sus valores simbólicos: la fuerza, la independencia y la libertad. Recientemente comienza a participar en subastas y exhibiciones colectivas.