Fue una de las grandes precursoras del arte contemporáneo en Panamá. Se formó como artista atendiendo talleres con los maestros Antonio Alvarado y Mario Calvit. Su disciplina y constancia ejemplares, se tradujo en una carrera de experimentación y evolución constante, que parte de una necesidad imperiosa por expresar el cosmos con paletas sombrías, nocturnales, los valores abstractos del espacio y del horizonte. En consecuencia, consigue manejar la luz de manera magistral, y con el uso del collage y el óleo, logre construir campos cromáticos contrastados, que se perciben como verdaderas sinfonías luminosas. Al avanzar su carrera, utiliza esos mismos recursos para realizar los formidables paisajes fantásticos en los cuales la profundidad es comprendida a partir de valores tonales contrastados. Con más de un centenar de muestras individuales y colectivas, su obra llegó a ser exhibida en el Museo de Arte de las Américas en Washington, D.C., y más de una ocasión en el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá.